Soy Matt.

Soy profesor de inglés y vivo en Zaragoza, España. En mi tiempo libre escribo ciencia ficción. Lo que escribo es una mezcla de ciencia ficción, autobiografía, absurdismo y humor pueril, descarado y sin remordimientos.

Lo mejor de escribir es que te enfrentas cara a cara con quién eres como persona. Y eso es algo bastante importante sobre lo que reflexionar.

Lo segundo mejor es ver a la gente sonreír mientras recorre tus páginas.

Me gustan el kung fu, el tai chi, la lectura, los videojuegos y la música. También me importan mucho mis amigos; tengo la suerte de contar con personas realmente increíbles en mi vida. No me parece una exageración decir que, sin ellos, quizá ahora no estaría aquí hoy.

Empecé a escribir tras pasar un tiempo en el hospital, viendo impotente cómo una persona muy especial se desvanecía. Una de esas cosas para las que nada ni nadie puede prepararte.

Sentado allí, sin nada que hacer más que esperar, recordé mi infancia y cuánto me gustaba dibujar cómics y escribir historias en casa de mi abuela en Inglaterra, cuando ahorraba dinero de mi reparto de periódicos para comprar libros de Fighting Fantasy, miniaturas de Warhammer, y tabletas grandes de chocolate, y pensaba que La guía del autoestopista galáctico era lo mejor del mundo (esto fue antes de que comenzara la serie Red Dwarf).

En ese hospital supe que pronto iba a hacer un gran cambio en mi vida. Y decidí empezar a escribir.

SOBRE Mí

publicaciones

¿Buscas una larga lista de publicaciones? Estás en el lugar equivocado.

Después de aquel día en el hospital, empecé a escribir flash fiction. Escribía y escribía y escribía, y recuerdo la emoción de enviar historias de mil palabras. Recuerdo haber enviado una historia llamada Ashima Gone Babylon y recibir una respuesta diciendo: “sí, la publicaremos”. ¡Guau! Qué sensación fue esa.

Justo cinco (5) publicaciones exitosas de flash fiction después, me di cuenta de que tenía suficientes ideas como para llenar una novela. Así que, para bien o para mal, el proyecto de flash fiction quedó abandonado. Quizá debería haberme quedado más tiempo en ello. No lo sé. Me molestaba un poco que hubiera sitios que me rechazaban cada vez que les enviaba una historia. (¿Cada vez?) De cualquier manera, siete años después, tengo una novela abandonada… y una completa. La completa se llama Somos el tzatziki ululante. Y es tan sensata como suena.

Siete años suenan como mucho tiempo para producir un total de una (1) novela inédita. Lo es. Pero hay que tener en cuenta que tuve que aprender a escribir una novela sobre la marcha, cometer todos los errores que necesitaba cometer (más un montón de errores que no necesitaba cometer, pero que cometí de todos modos, solo porque podía).

En medio de todo esto: historias de angustia y adicciones, asuntos familiares, cambiar de carrera a mitad de camino (dos veces), adaptarme a la vida en España, abrir una academia de inglés, conocer aquí a algunas de las personas más maravillosas que he conocido—y porque me es patológicamente imposible no mencionarlo al menos una vez en cada oportunidad—mucho kung fu.